¿Son las bacterias aliadas de la ecologia?
Las bacterias tienen la posibilidad de ayudarnos a proteger el medio ambiente de bastante diferentes modalidades. A partir de la producción de energías alternativas que a veces inclusive nos permiten deshacernos de nuestros propios desperdicios hasta, ejemplificando, el aseo de espacios contaminados a efecto de catástrofes del medio ambiente.
En este post observaremos diversos usos de las bacterias que son tan útiles como amigables con el medio ambiente. Los hallazgos científicos son impactantes en muchas situaciones, sin embargo más que nada nos ponen sobre la pista de los sorprendentes descubrimientos que a buen seguro nos depara el futuro.
¿Que es un descontaminante?
El descubrimiento se logró en un vertedero de PET, uno de los plásticos más frecuentes para la construcción de botellas de uso alimentario, así como para la industria textil. Todos los años se generan millones de toneladas y su reciclaje representa un problema por su complejidad. No obstante, el problema podría tener los días contados debido a Ideonella sakaiensis, una bacteria que convierte el PET en su primordial fuente de carbono.
Desde ella, los científicos tienen la posibilidad de diseñar enzimas que posibiliten el reciclaje de otros plásticos. Sus descubridores, científicos japoneses del Instituto de Tecnología de Kyoto y la Universidad de Keio, ahora se afrontan a la labor de hacer servir esta poderosa herramienta para degradar nuestros propios plásticos. La degradación de petróleo es otra de las utilidades que las bacterias nos brindan. Además esta vez se partió de un hallazgo, precisamente de la bacteria Oleispira antartica RB-8, capaz de obtener carbono de los hidrocarburos.
Su metabolismo la convierte en un auténtico tesoro para limpiar regiones polares y fondos marinos dañados por derrames de crudo. Aun cuando hay otras bacterias que además resultan útiles para este mismo fin, su efectividad para resistir espacios de alta salinidad y baja temperatura realizan de ella un gran hallazgo.
La Lysinibacillus sphaericus además es de inestimable ayuda para la descontaminación de aguas y suelos contaminados. Su uso lleva cosechando éxitos ya hace bastante más de 5 lustros debido a su capacidad de acumulación de hidrocarburos y metales pesados.
Paralelamente, tanto esta como otras cepas antes se mostraron eficaces para asesinar mosquitos sin necesidad de utilizar pesticidas, un arriesgado vector de patologías cuya gravedad se agudiza con el progreso del cambio climático.

Iluminación y biocombustibles
Sin ir más lejos, a bacterias bioluminiscentes. El plan Glowee es un caso muestra de lo mucho que puede hacerse desde este fenómeno natural, en específico usando las bacterias que descomponen un conocido como luciferina.
Utilizándolas en la iluminación de carteles o escaparates han logrado reemplazar la electricidad por la bioluminiscencia. El proceso de generación de la misma se debería a la implementación de las bacterias de enzimas para descomponer comentado compuesto, liberando un brillo azul verdoso.
En otro orden de cosas, las bacterias además son claves para la producción de ciertos tipos de biodiesel.
Debido a una encima enzima presente en un microbio que habita en el estómago de las vacas, cuya funcionalidad es contribuir a digerir pastos, es clave en la producción de biodiesel. Según descubrieron dichos estudiosos, la enzima además podría ser utilizada para cambiar fibras de plantas en azúcares primordiales, cuya fermentación es elemental para crear etanol con el que alimentar vehículos.
Además del descubrimiento, los estudiosos han inventado un procedimiento para que las plantas incluyan este enzima. El gran logro fue lograr que aquel gen que fabrica la enzima logre trasplantarse en la célula de la planta. Ello abre la puerta a la construcción de biocombustibles desde la integridad de la planta, incluyendo lo cual convencionalmente se desechaba.
El resultado es la reproducción del proceso que se realiza en el estómago de las vacas para la obtención de una totalmente nueva técnica. Igualmente que las vacas convierten las fibras vegetales o celulosa en energía por medio de la participación de las bacterias, se consigue lo propio para de esta forma facilitar la construcción de biocombustibles.
La modificación de bacterias, por otro lado, posibilita su uso en sistemas de producción de biocombustible que parecen ciencia ficción. Entre otros, nos permiten acariciar el sueño de cambiar la energía solar en combustible líquido.
El hallazgo científico de Daniel Nocera, científico de Estados Unidos de gran prestigio, destaca ante otros intentos semejantes. Sus constantes intentos por hallar combustibles viables inspirados en la fotosíntesis de las plantas posiblemente alcanza con éste su máxima expresión.
Hablamos de un sofisticado sistema que aprovecha una bacteria modificada genéticamente para cambiar energía solar en biocombustible. Por medio de la energía solar se recibe hidrógeno del agua en un primer paso. Es después una vez que entra en acción la bacteria modificada de la especie Ralstonia eutropha, eficaz para cambiar el CO2 en isopropanol, un alcohol que después debería transformarse en líquido para su uso como combustible.
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